Centenario de Joaquín Sorolla



Me decido a escribir sobre  él gran pintor  Joaquín Sorolla, ahora que hace 100 años que nos dejo, pero está más presente que nunca en su pintura, si bien nos ha aportado  un buen legado para todos los amantes del arte.
 
De las más de 4.000  obras que integran el catálogo sorollesco, una cuarta parte tiene como protagonista el mar, casi siempre ambientado en las playas o el puerto de Valencia.  Las playas le permiten pintar el animado bullicio  de las faenas marineras o los juegos de los niños, siempre bajo el omnipresente sol que infunde a sus escenas vida y alegría de vivir.
 
Desde principios de los años noventa  del siglo XIX, Sorolla comenzó a despuntar como retratista, llegando a realizar aproximadamente unos 700 retratos. En 1904 empieza  a retratar a su familia al aire libre y el éxito de estas pinturas atraerá numerosos encargos. Gracias a su fama mundial, posaron para él los personajes más destacados de la vida política, cultural y social, tanto española como extranjera.
 
Hay que introducir su nacimiento en Valencia, su matrimonio con Clotilde y sus duros inicios en el mundillo artístico; sus triunfos en París, Londres y Nueva York; sus viajes por toda España  para completar el encargo realizado por la Hispanic Society de Nueva York, la compra de su casa en Madrid, que más tarde  se convierte en el Museo Sorolla, son emblemáticos para su trayectoria y reconocimiento a todos los rincones del mundo, donde ya tiene eco su pintura.
 
Sorolla dibujaba como el que respira y realizaba sus dibujos a diario, iba a todas partes con su carpeta y sus lápices, por eso ahí la soltura que poseía para dibujar.
 
En pleno realismo se inicia su formación, sus padres modestos comerciantes de telas, fallecen dos años después  de su nacimiento víctimas del cólera, él y su hermana son prohijados por una hermana de su madre y su marido, este cerrajero de profesión, que no habían logrado tener descendencia. 
 
En el año 1876 en que obtiene unas distinciones en la Gaceta Nacional de Valencia. No siendo satisfecho por lo que hacía se coloca de aprendiz en el taller de su tío y matricularse en las clases nocturnas de dibujo de la escuela de Artesanos, hasta que en el mes de octubre de 1878 ingresa en la Escuela de Bellas Artes , dependiente de la Real Academia de San Carlos. Entonces abandona el taller familiar y se dedica todo su tiempo a la pintura y el dibujo.
 
En dicha escuela recibe una formación de corte académico, aunque uno de sus profesores Gonzalo Salvá, está al tanto de lo que ocurre en París, ya que ha estudiado en dicha ciudad, invoca a sus alumnos la pintura al aire libre y Sorolla, siguiendo sus instrucciones recorre la ciudad y sus alrededores tomando notas antes de acudir a la clase de la escuela. De aquí parte esa preocupación constante por la captación de la luz , lucha titánica que se desarrolla en toda su obra.
 
Un periodo de su formación es su admiración por el realismo español del siglo XVII, fundamentalmente por Velázquez, ha de conjugarlo con la estética de Barbizon, propugnada por Salvá, y con los  Macchicoli italianos, proporcionados por Pinazo, en una pintura al aire libre de la que son fervientes partidarios ambos pintores. Todo  esto propiciará el que Sorolla ejecute el primer cuadro de historia al aire libre, El dos de mayo, en uno de los corrales de la plaza de toros de Valencia.
 
Pero Sorolla se va forjando sin parar el ritmo de su pintura, está apasionado con pintar,  con lo que hace, siente pasión con su esposa Clotilde que la adora, así como sus hijos, todo esto le hace feliz.
 
En su forma de pintar destacar la combinación  de verdad y belleza de un modo excepcional. Su logro  más característico es el efecto del sol sobre el blanco -piel blanca, velas blancas, vestidos blancos, paredes blancas.  Sus blancos no se repiten nunca, pero hablan expresivamente de distintos tipos de luz sobre diferentes superficies y formas. No hay churretes que ofendan  a los sensibles, pero de Monet o de su experiencia ha aprendido que una mezcla de blanco puro con amarillo o bermellón para las partes iluminadas, y con violeta o azul para las zonas de sombra, produce la ilusión del aire que resplandece con los rayos del sol. (Duncan C. Philips, Jr., Sorolla The Painter of Sunlight 1912).
 
Destacó por su estilo pictórico  impresionismo y  luminismo, su manejo de la luz se considera ya un valor en él, llega alcanzar una gran belleza y fuerza en su pintura, es considerado el pintor de la luz del mediterráneo, hizo que la luz uno de sus instrumentos imprescindibles en sus obras, auténticas ventanas abiertas a la vida.Su paleta brillante concentrada en los  blancos señalados y usa el rojo bermellón, verde esmeralda, verdes basados en compuestos de cromo, ocres de óxidos de hierro, azul cobalto, azul prusia, azul ultramar y el negro hueso. Sus pinceladas largas siempre cargadas  de mucha materia, hacía que sus cuadros a parte de su luz, consigue un efecto vivo y vibrante.
 
Si uno está en Madrid no hay que perderse la visita al Museo Sorolla, uno de los museos más visitados de la Capital, donde acoge una buena colección de obra, tanto paisajes, figuras, retratos, dibujos y objetos de su colección personal, que hace que lo fue su casa siga siendo acogedora para todos los que aprecian su arte y  puedan contemplar todas sus joyas colgadas en sus paredes, su jardín, hace que su retina quede impregnada de una gran belleza. 
 
Sorolla en el mes de Junio de 1919 marcha a las Baleares a descansar. Allí ejecutará algunas escenas de playa, primero en Ibiza y más tarde en Mallorca. En el otoño de ese año se hace cargo de la asignatura de colorido en la escuela de Bellas Artes de San Fernando, tan sólo un curso impartirá. Estando pintando un retrato en el jardín de su casa sufre un ataque de hemiplejía el 17 de Junio de 1920. No logrará recuperarse y va languideciendo poco a poco hasta el de 10 de Agosto de 1923 en que fallece en Cercedilla, pueblo serrano de la provincia de Madrid. 
 
Pero hay que reconocer que su pintura después de 100 años, sigue estando tan viva, tan llena de matices, colores, luminosidad, fuerza,  hace que esté  muy  presente en nosotros  como si fuera ayer cuando terminó sus obras.
Nos sentimos muy orgullosos de tenerle entre los pintores más importantes de nuestro país y en el arte universal.
 
JUAN MANUEL LOPEZ-REINA COSO
Vicepresidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores


PASEO ORILLAS DEL MAR

Pintado en 1909 donde aparece representada su mujer Clotilde, la cual sostiene una sombrilla, junto a su hija mayor María Clotilde, al atardecer por la playa de Valencia.


LA HORA DEL BAÑO: Medidas 150 x 150 cm.

Un óleo pintado en 1909, en esta época pinta escenas costumbristas, por su forma de pintar de luz hace que su fama suba con fuerza, se encuentra en el Museo Sorolla de Madrid.


RINCON DEL GROTESCO DEL ALCAZAR DE SEVILLA: Oleo 95 x 64 cm.

Una obra del impresionismo, que pintó en 1909, este rincón lo pintó en varias ocasiones, se puede decir que estaba prendado de este jardín del Alcazar de Sevilla, se inspiró para diseñar los jardines de su casa en Madrid.


EL ENCIERRO: Oleo 358 x 766,5 cm.

Pintado en 1914, formaba parte de un encargo de una serie de 14 obras, que pintó para la ¨Hispanic Society of America¨, quiso describir la diversidad de las diferentes culturas de la Sociedad Española.


SALIENDO DEL BAÑO: Oleo 130 x 150 cm.

Óleo pintado 1915, Sorolla volvía a Valencia durante el verano a su veta temática para realizar cuadros como este, es obra de luminismo, se encuentra en el Museo Sorolla.