Trazos de Genio: Antonio López y su Viaje Maravilloso en el Realismo Figurativo



Por Juan Manuel López-Reina Coso, Artista Plástico y Vicepresidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores

El artista, es de todos conocido, todos hemos disfrutado viendo su obra  en el Museo Reina Sofía, está en la colección permanente, viéndole a él en persona pintando en las calles y plazas de nuestras ciudades.

En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, nació Antonio López, el genio del realismo figurativo.



He tenido la suerte que haber compartido con él  muchos momentos, haber aprendido de él que pintar es una carrera vocacional y pasional, con estos ingredientes nos quiere enseñar lo verdadero que posee o tiene su obra.

Son muchas las veces que  le he oído decir  que no se cansa de pintar las ciudades, que están poco pintadas. Pero también nos dice, y con razón, que la perspectiva se aprende, el color se saca, pero la emoción que se siente en la ejecución de la obra se lleva dentro y el saber transmitirla es un dón, porque si no sería una fotografía; pero también pasa en otras artes, en la música que nos sabe transmitir por ejemplo Basch, así como otros tantos, el oírlas nos produce unas emociones y sensaciones de mucho valor, en los escritores lo mismo, nos pueden describir un paisaje que nos llega la forma de describirla o forma de transmitir su apreciación, como por ejemplo Antonio Machado.



Antonio López nos transmite  que la parte del proceso que él más disfruta, es cuando se concibe en la mente, cuando se está gestando, pero es un disfrute desde el principio hasta el final, es un viaje maravilloso, es algo que te hace vivir, él así lo describe.

¿Cuánto arte hay en la ciencia y cuánto en la ciencia hay de arte? Pero también nos dice que el arte está diluido en todo.

Tengo que comentar que es un trabajador incansable, amante de su lenguaje preciso, observador y metódico. Es uno de los artistas  que mejor siente y mejor describe el paisaje, es una ventana abierta  a la pintura, evocando y llenando de emociones.

Siendo un muchacho con 13 años, ya se convirtió, gracias a su tío Antonio López Torres en estudiante de Bellas Artes en Madrid. Para el mentor, era el mejor ejemplo de talento para la pintura, le consideraba  como la gracia, la pureza y el talento.

Decir que el talento ya forma parte de él, lo lleva en su ADN que es el arte,  podemos decir que cuando el pinta La Gran Vía, nos lleva a momentos distintos, desde el amanecer y hasta  su atardecer. Él sabe captar la luz que se produce en el día, escogiendo una hora a lo largo de varios años, acudiendo a pintar en el mismo día y a la misma hora, esa luz que él sabe plasmar en su obra haciéndola mágica.

Pude contemplar de cerca la obra de la familia de Juan Carlos I (1994-2014), óleo sobre lienzo, colección del Patrimonio Nacional, me paré a verla a menos de un metro, fijándome en la forma de hacer el traje del Rey, de cerca era una mancha o una abstracción, pero cuando te ibas alejando apreciabas hasta la raya del pantalón, esa es la magia y la emoción que nos sabe transmitir y yo como pintor puedo decir que no es fácil. Pero él con su sencillez que le caracteriza, no sé da importancia, pero todos sabemos que la tiene y reconocida.



Él cuando pinta del natural, se puede apreciar que la luz es el pilar que contamina sus obras, captando esa luz que sabe llevarla con su pincel al lienzo.

Desde su nacimiento su vida ha estado situada entre Madrid y Tomelloso, como él ha comentado, las tengo un vínculo afectivo, el sentimiento es parte importante en su pintura.

En 1993 realiza una gran exposición en el Museo Reina Sofía, que hacía balance de 42 años en su carrera, para decir que después de aquella retrospectiva, ha sido seguido trabajando y evolucionando, su prestigio se lo ha ido ganando día a día, con el trabajo y la constancia; los encargos han ido creciendo, tanto a nivel privado como institucional, cubriendo espacios públicos con sus esculturas, podemos describir algunas como por ejemplo las cabezas monumentales  del día y la noche, que están en la Plaza de Atocha o la mujer de Coslada, en bronce, de una altura, que se encuentra en la Avenida de la Constitución en Coslada , ambas de gran tamaño y belleza, ya forman parte de todos.



Después del Reina Sofía, realizó otra en el Museo of Fine Arts de Boston, en el 2008,  luego posteriormente en Junio del 2011 realizó otra en el Museo Thyssen -Bornemisza, teniendo de una gran aceptación por el público, son miles de personas las que acudieron a ver sus obras.

Quiero terminar diciendo, que a pesar de su edad, con el talento y paciencia que posee, Antonio López hace que esté en plena madurez creativa.

Como final decir sus palabras: "Pero lo que me ha llevado a pintar ha sido las historias que quería contar"