Viña Memorias: El legado familiar de Annie Molco entre raíces, vino y recuerdos

Escrito el 25/04/2025


En el corazón del mundo vinícola español, Viña Memorias no es solo una bodega: es un homenaje viviente a la historia, la familia y la tierra. Al frente de este proyecto se encuentra Annie Molco, una mujer que ha sabido unir el pasado con el presente en cada botella, con la mirada puesta en un futuro sostenible, auténtico y lleno de sabor.

Nacida en Aix-en-Provence, en la región francesa de la Provenza —cuna de vinos emblemáticos como el Rosé, Côtes du Rhône o Châteauneuf-du-Pape—, Annie creció rodeada de viñedos, entre paseos familiares y aromas que, sin saberlo entonces, marcarían el camino de su vida. “La casualidad quiso que la familia de mi marido también tuviera viñedos, pero en España”, cuenta. Así nació Viña Memorias, un proyecto familiar que surgió como una necesidad de reconexión, tanto emocional como patrimonial, cuando los cinco miembros de la familia se encontraban repartidos por el mundo.



¿Cómo fueron sus orígenes, Annie? ¿Dónde nació y qué recuerdos guarda de su infancia?
Nací en Aix en Provence, Francia, en la Provenza, cuna del vino Rosé, Côtes du Rhône, Châteauneuf-du-Pape.

¿Recuerda alguna escena especial de su niñez que la conecte con el mundo del vino o de la tierra?
Al nacer en tierras de vino, los paseos, salidas en familia y, más adelante, con amigos, siempre han sido en viñedos y alrededores. Además, teníamos viñedos en la familia. La casualidad de la vida hizo que la familia de mi marido también tuviera viñedos en España.



¿Cómo nació la idea de crear Viña Memorias? ¿Fue un proyecto familiar desde el principio?
Viña Memorias es un proyecto familiar, una vuelta a la tierra por parte de toda la familia, ya que, por una razón u otra, los cinco cogimos caminos separados geográficamente y profesionalmente hablando. Necesitábamos un proyecto común para seguir juntos, y preservar nuestro patrimonio en torno a nuestros viñedos ancestrales era una necesidad.

¿Qué significa para usted el nombre “Viña Memorias”? ¿Qué historia hay detrás?
Nosotros pensamos que recordar y homenajear es importante para vivir el presente y preparar el futuro. Llamamos a nuestro primer vino “Memorias del Rambam” en homenaje a un gran filósofo, rabino y médico judío español, Maimónides, también conocido como Rambam, quien, en su faceta de médico, recomendaba beber vino con moderación a sus pacientes.
Como proyecto vitivinícola, uno de nuestros objetivos es preservar nuestro patrimonio y tradiciones, por lo que trabajamos con viñedos viejos, incluidos centenarios de pie franco, los cuales son excepcionales y aportan gran valor tanto a los vinos como a nuestro nombre.



¿Cuál fue el mayor reto al iniciar la bodega y cómo lo superó?
Los retos no fueron pocos. Hay tanto que saber de la tierra, de la elaboración, de la vida alrededor del vino…

Sus vinos son kosher, lo cual no es común en muchas bodegas españolas. ¿Por qué decidió apostar por este tipo de elaboración?
Somos una familia judía sefardí y conocemos la gran importancia del vino para los judíos, para lo cual la certificación kosher es necesaria. Kosher o no kosher, no fue tema de debate. El kosher es un nivel más de supervisión de un producto, por lo que nos obliga a cuidar mucho cada detalle.




¿Cuáles son los principales desafíos y cuidados que implica producir vino kosher?
Formar al personal judío y no judío. La limpieza es extrema (aunque de por sí lo es en cualquier bodega), los requisitos son numerosos y a veces laboriosos. Nadie puede tocar nada salvo los rabinos.

¿Cuál cree que es la percepción global del vino kosher hoy en día?
El vino kosher hoy está en otro nivel, ha pasado de ser un vino de ceremonia a ser lo que es para el mercado no kosher: un disfrute y una búsqueda por los sabores genuinos de cada terruño.
El consumidor judío quiere poder beber vinos de calidad, y el consumidor no judío entiende que son vinos que cumplen con grandes exigencias.



¿Qué tiene de especial esta región vitivinícola? ¿Qué la hace única?
Las condiciones exclusivas de tierra y clima ideales para el cultivo de la vid. De hecho, es lugar de nacimiento de la uva Bobal, que crece y se desarrolla en su máxima expresión en nuestra región.
Es una tierra de vino que cuenta con los yacimientos arqueológicos de producción de vino más antiguos de la península ibérica, “Las Pilillas”, con más de 2.500 años de antigüedad.

¿Cómo influye el terruño valenciano en la personalidad de sus vinos?
Sin duda, nuestros vinos están muy influenciados por el terruño.
La gran altura y la combinación de las temperaturas extremas del clima continental, cargado de vientos secos del interior, y la suavidad del clima mediterráneo, que aporta vientos húmedos del mar, crean un clima ideal para la madurez de la uva. Nos aporta vinos más frescos, con buena acidez y complejidad.
Sin duda, la rica flora mediterránea aporta un sentido de paisaje a nuestros vinos.

Sus vinos llevan su firma por muchos países. ¿Qué sintió la primera vez que vio una botella de Viña Memorias en el extranjero?
Nuestra primera exportación fue a Francia, y nos llena de orgullo que hoy en día sea uno de nuestros mejores clientes, ya que el consumidor francés es maduro y muy exigente con la calidad y el estilo de elaboración.



¿Cuál ha sido la clave para abrirse paso en mercados tan diversos?
En cuanto a proyecto vitivinícola, el presentar un trabajo de gran expresión y calidad, respetando el perfil más genuino y local, sorprende en cualquier mercado.
Adicionalmente, nuestro perfil internacional, la facilidad por los idiomas (todos hablamos 3-4 idiomas), la capacidad de viajar, el gusto por el buen vivir y la gastronomía.

¿Qué país le ha sorprendido más por su acogida a sus vinos?
Francia, sin duda.

¿Qué busca transmitir con cada vino que lanza al mercado?
Quiero que la gente disfrute, sacar sonrisas y sensaciones de placer.

¿Tiene un vino favorito dentro de su colección? ¿Por qué ese?
A esta pregunta siempre contesto lo mismo: tengo 3 hijos. ¿Podría yo elegir uno de los 3?
Los vinos elaborados en nuestras tinajas artesanales muestran un perfil con el que nos identificamos mucho.



¿Qué papel juega la sostenibilidad o la tradición en sus procesos?
Fundamental: desde la recuperación de la viña vieja, el cultivo en secano, vendimia manual, pasando por la elaboración de vino en tinajas de barro, con mínima intervención en la bodega.

¿Qué significa para usted ser una mujer empresaria en el mundo del vino, tradicionalmente dominado por hombres?
Soy empresaria desde los 23 años. Nunca sentí ninguna diferencia en este aspecto. Hay muchas mujeres en el mundo del vino, no siempre en primera línea, pero están.

¿Ha sentido que ha abierto camino para otras mujeres dentro del sector?
Si pudiera servir de ejemplo para aquellas mujeres que quisieran trabajar en el sector, estaría encantada.

¿Quién o qué ha sido su mayor inspiración en esta aventura vitivinícola?
Mis hijos, por su inmediata implicación en el proyecto, aunque tengan profesiones muy alejadas de este mundo. Los tres son amantes del vino y la tierra, y les encantó la aventura.



¿Dónde ve Viña Memorias en los próximos 10 años? ¿Hay algún sueño por cumplir aún?
Tenemos mucho por hacer todavía y, aunque nuestros vinos son conocidos y reconocidos en el mundo kosher, pensamos que al ser vinos de calidad, podemos seguir penetrando los mercados no kosher.

¿Qué mensaje le daría a las nuevas generaciones que sueñan con emprender en el mundo del vino?
Este mundo es apasionante, pero es muy complicado. La gente tiene una visión muy romántica de la bodega y del viñedo, pero si uno no está dispuesto a trabajar mucho y a arriesgar mucho, que no emprenda.

¿Tiene algún ritual personal cuando prueba un vino nuevo?
Probarlo como si no lo conociera, como si no fuera mío, y dejar que me sorprenda.



¿Qué vino abriría para celebrar un gran momento en su vida?
Soy clásica: celebro con Cava de Requena.

Si pudiera dejar un mensaje dentro de cada botella de Viña Memorias, como si fuera una cápsula del tiempo, ¿qué le gustaría que leyera quien la descorche?
El disfrutar.